Sociedad corrupta

Cada día abrimos los telediarios con nuevos escándalos de corrupción política, escándalos que manchan absolutamente a todos los partidos que tocan poder. De ahí que crezca la desafección política y que los españoles consideren los políticos como el tercer problema de España, lo cual desencadena en movimientos como el 15-M, la creciente abstención en las elecciones, el incremento de partidos antipolíticos como el partido Pirata, o el incremento del voto nulo y en blanco (aunque todo esto no se ha dado en las pasadas elecciones catalanas del 25 de noviembre porque eran mucho más que unas elecciones)

Respuesta vía twitter del prestigioso catedrático Sala i Martín al diputado imputado del PSC, Daniel Fernández

El nivel de corrupción política, que debería estar al servicio de la sociedad, tanto en Catalunya como en España es mucho mayor de lo aceptable. Es por ello que surgen voces reclamando controles más fuertes (con una justicia más ágil) y un cambio en el sistema electoral y de partidos para acabar con la partitocracia imperante. Me parece fenomenal y necesario, pero es un parche. Para empezar, no hay ningún sistema electoral perfecto, hay algunos menos malos que otros, y el español aprobaría justito. Lo que sí que hay son sociedades tramposas y pícaras y sociedades serias; y aquí es donde radica nuestro problema. Contaba el emprendedor Pau García-Milà en la Jornada dels Economistes del mes pasado que España es el único país del mundo en el cual McDonald’s no pone los sobrecitos de ketchup a la vista de los clientes porque la gente se abalanzaba sobre ellos y se llenaba los bolsillos, la mochila, el bolso y todo aquello en donde pudieran caber, sólo aquí hemos de pedir en la caja los sobres de ketchup que deseamos. Otra prueba que nos daba es el hecho de que los bancos enganchen los bolis por miedo a que los clientes se los lleven, somos el único país europeo en el cual puedes estar firmando un crédito de un millón de Euros con un boli de propaganda imposible de llevarse.

Nuestra sociedad ha caído en el relativismo, está desnortada y, sobre todo, está falta de valores. Valores esenciales como el esfuerzo, la honestidad y la integridad han sido desterrados de nuestra sociedad. Luego culpamos a los políticos y a los banqueros de la crisis económica, del paro y de la corrupción política, pero tenemos los banqueros y los políticos que nos merecemos. Por muchos controles que ejerzamos sobre ellos, si tenemos una sociedad pícara siempre encontrarán la manera de enriquecerse deshonestamente. Cambiemos la sociedad.